¿QUÉ SABES DEL PALACIO DE CIBELES?

Para los que no hayan seguido los últimos cambios del Ayuntamiento de Madrid, quizás no sepan aún que el hoy llamado Palacio de Cibeles ha sido desde su construcción, hace casi cien años, el muy conocido Palacio de Correos y Telecomunicaciones.

Efectivamente, a principios del siglo XX, la Plaza de Cibeles –cuya primera denominación fue Plaza de Madrid- ya tenía desde 1904 la más famosa fuente de España y tres famosos edificios: en una esquina el Banco de España, en otra el Palacio de Buenavista, que después fue el Ministerio de la Guerra y hoy el Cuartel General del Ejército y, por último, el Palacio de Murga o del Marqués de Linares (hoy Casa de América). Pero faltaba cerrar la plaza con un cuarto edificio y el Estado, en aquel tiempo, decidió convocar un concurso para construir la sede de correos y telecomunicaciones, acorde con la expansión de la red telegráfica y las necesidades de un país en pleno desarrollo.

Los ganadores del concurso fueron dos jóvenes arquitectos de 30 años, apenas terminados sus estudios. Eran Antonio Palacios y Joaquín Otamendi, con una propuesta monumental que unía tradición y modernidad en el estilo que consideraban más castizo: el Renacimiento español, que no era más que una mezcla de diferentes estilos históricos en combinación con aquello que entonces se consideraba la modernidad.

La primera piedra se puso en 1907 y se inauguró doce años después, en 1919. Al verse la grandiosidad del edificio se convirtió pronto en el paradigma de la modernización y se llegó a llamar la Catedral de las Comunicaciones.

En las primeras décadas del siglo pasado, el Palacio de Comunicaciones de Madrid se convirtió en la casa de correos más grande del mundo (10.500 m2, 600.000 habitantes), cuando otras de las principales capitales mundiales tenían sedes menores (París 8.800 m2 y 2.500.000 habitantes, Nueva York con 5.000 m2 y 3.500.000 habitantes o Londres con 4.800 m2 y 6.000.000 habitantes).

Palacios (gallego) y Otamendi (vasco), marcaron una importante etapa en la construcción en Madrid, con obras tan importantes en la propia calle de Alcalá como el Banco del Río de la Plata (1910-1918), que siempre nosotros hemos conocido después como la sede principal del Banco Central y hoy sede del Instituto Cervantes. En la misma calle, el edificio del Círculo de Bellas Artes es otro de sus edificios emblemáticos. Más lejos, en Cuatro Caminos hicieron el también impresionante Hospital de Jornaleros de Maudes (1908-1916). Al final, fueron quince años de estrecha colaboración entre ambos y que nos han dejado un importante legado para todos.

Otra curiosidad que he descubierto por casualidad también en esta ocasión, ha sido la respuesta a lo que siempre he considerado una de las desgracias urbanísticas más lamentables de Madrid: la desaparición del templete del metro en la Red de San Luís (hoy estación de Gran Vía). Por cierto, este nombre venía, por una parte, de la red de calles que confluían ahí (Montera, Jacometrezo, Fuencarral, Hortaleza, Caballero de Gracia y Jardines), y por otra, por la existencia allí del desaparecido Mercado de San Luís.

Los que ya tenemos unos años, recordamos haber ido a ese acceso del metro, porque en los años 50 había uno de los pocos ascensores de Madrid y a los niños nos gustaba ir con nuestros padres a subir y bajar en ellos. Pues ese templete, hecho de granito, hierro y cristal fue también otra de las magníficas obras de Antonio Palacios. Creo que por problemas de tráfico, se desmontó en el año 1972. y, menos mal, ahora he sabido que entonces se volvió a instalar en Porriño, el pueblo natal de Palacios, donde supongo que seguirá en la actualidad. Me gustaría volver a verlo.

Desde luego, debo reconocer que me he sentido mal al ver que no sabía nada de estos señores ni de su obra, a pesar de haber pasado montones de veces por todos estos sitios. Me ha parecido increíble esta pura ignorancia para un madrileño, aunque lo podría justificar como una prueba más de que nuestra generación al estudiar la historia de España difícilmente pasaba de Felipe II, y desde luego, nunca llegábamos al siglo XX, ni siquiera al XIX.

El Palacio de Comunicaciones ha tenido una larga trayectoria de uso en sus 80 años de vida hasta llegar al siglo XXI con diversas reformas, construcción de nuevos forjados para crear plantas intermedias, muchas redistribuciones internas e incluso ha sido, antes de su actual remodelación, sede del Ministerio de Industria. Después el Palacio de Comunicaciones pasó a ser propiedad del Ayuntamiento de Madrid y fue en 2005 cuando se convocó un concurso de ideas para rehabilitar el Palacio, que ganó el equipo de arquitectos españoles del estudio Arquimática.

Han pasado seis años desde entonces y en el pasado año 2011 se ha reinaugurado, en lo que se ha llamado “reinventar Cibeles” y ha consistido fundamentalmente en retornar el Palacio a su estado inicial, en especial el patio de operaciones, además de habilitar un auditorio para 260 personas en la planta sótano y crear la Galería de Cristal en lo que eran los muelles de carga y descarga de correos, cubriéndolos con una inmensa bóveda de cristales triangulares.

Al final, hoy el nuevo Palacio de Cibeles está terminado, con una triple utilización: por un lado mantiene una zona dedicada a Oficina de Correos, otra parte será la sede principal del Ayuntamiento de Madrid, solamente en su parte más representativa, y por último, tiene una utilización cultural con la creación del CentroCentro, para albergar distintas Exposiciones.

Para la visita al Palacio: www.centrocentro.org/centro/tu_visita. No te debes perder la subida a la torre para tener una magnífica vista de Madrid. Se accede desde la planta 6ª subiendo hasta la planta 8ª por una escalera de unos 90 peldaños o esperando un poco para coger el ascensor, que normalmente se usa para personas mayores o de movilidad reducida.

Antonio Mozas

Foto de Adrián Valverde en Unsplash