LECTURA PARA CONOCER MADRID: NOVELAS AMBIENTADAS EN LA CAPITAL
No hay duda, uno de los mayores placeres de vivir en Madrid es perderse entre sus calles. Y es que, dejarse llevar por los barrios de la capital permite acceder a un exuberante universo paralelo plagado de guiños literarios, capítulos de novelas y personajes salidos de páginas centenarias. Si Alicia llegaba al País de las Maravillas persiguiendo al conejo blanco, para alcanzar ese Madrid literario basta con seguir la pista de alguna de las obras ambientadas en la ciudad.
Si decidimos unirnos a las correrías de El Buscón de Quevedo o los enredos de La Dama Duende de Calderón de la Barca, debemos adentrarnos por la Iglesia de las Carboneras, la plaza de Puerta Cerrada, la calle de la Pasa o la Travesía del Conde. Además, si eres un admirador del Capitán Alatriste y sus andanzas, no puedes dejar de recorrer la puerta de Guadalajara, las plazas Mayor y de la Provincia, y los Caños del Peral. Eso sí, ten cuidado en tu travesía, pues puedes verte atrapado en algún duelo de espadachines o en cualquier inesperada trifulca cortesana. Y es que, este Madrid golfo, avispado y tabernero del Siglo de Oro se erige en todo su esplendor el barrio de los Austrias, donde en cada esquina se agazapa remolona alguna línea de literatura.
Para quienes prefieran los aires decimonónicos, nada mejor que acercarse a la prosa de Pérez Galdós, quien retrata en novelas como Fortunata y Jacinta o Tristana un Madrid burgués, dominado por las apariencias sociales y en el que señoritas y caballeros sufren encuentros y desencuentros a ritmo de enaguas y sombreros de copa. ¿Enclaves imprescindibles para sentirse protagonista de sus letras? La plaza de Pontejos, la Posada del Peine, las calles Postas, calle Botoneras y calle Toledo, y la cava de San Miguel, entre otras muchas. Este paseo también resultará evocador para los lectores de Larra, pues recordarán los rincones emblemáticos de artículos tan celebrados como Vuelva usted mañana. Por su parte, Pío Baroja, con El árbol de la ciencia, se adentra en la ciudad como escenario de evolución vital y muestra las tensiones entre el proletariado, los marginados en la miseria y la burguesía madrileña. Su retrato del costumbrismo más castizo se desborda en la calle del Pez, la calle Artoa, la calle Barcelona y la de los Estudios, el Instituto San Isidro o la escuela de Arquitectura.
Pero sin duda, una de las rutas literarias más conocidas de Madrid es la que recorre los pasos de Max Estrella y sus compañeros en Luces de Bohemia. Esta obra de Valle-Inclán es un canto a la vida artística y filosófica de Madrid y a los escritores modernistas que hicieron vibrar la urbe a través de sus cafés, sus tertulias y sus librerías de viejo. Por ello, resulta imprescindible transitar por la calle Juan Herrera, la plaza del Biombo, la calle de Santa Clara, y muy especialmente por la calle del Espejo, la chocolatería de San Ginés (que abre toda la noche para bohemios noctámbulos como Max Estrella) y el callejón del Gato. Una oportunidad para dejarse atrapar por el fulgor del esperpento y sentirse un intelectual, un sabio y un pobre diablo, por unas horas.
Por último, y aunque no suene demasiado refinado, los lectores que crecieron con Manolito Gafotas recuperarán la chispa de la infancia con un paseo por Carabanchel (Alto), barrio periférico en el que Elvira Lindo situó las peripecias de este niño resabiado y tronchante a partes iguales. Y siguiendo la estela de esa literatura juvenil y más allegada a nuestros días, ¿quién no recuerda Historias del kronen, de José Ángel Mañas?, aunque sólo sea por su adaptación cine, film de gran éxito en la cartelera española allá por los años 90.
Nos dejamos muchas otras en el tintero y os invitamos a que nos ayudéis con esta recopilación. A fin de cuentas, contemplar Madrid a través de sus libros no es más que otra forma de conocer y amar la ciudad.
Foto de Gülfer ERGİN en Unsplash